Reflexión ¿Qué significa diseñar la experiencia de los empleados?

Quizás se puedan diseñar modos de actuar de una organización, procesos que cobijen a las personas para que tengan una experiencia acogedora, sana, libre y a su vez implicada y productiva; pero quizás sea equívoco decir que uno puede diseñar una experiencia.

También creo que es complejo hablar de diseño de la experiencia de los empleados porque al menos en mi país querido y oriundo, que es Argentina, la palabra “empleado” puede sonar cosificadora. La persona es empleada y usada para un fin. No es un sujeto, es una cosa. Lo cual es exacto lo contrario a lo que quiero comunicar.

A su vez, creo que es complejo hablar de diseño de la experiencia de los empleados porque puede sonar a manipulación. Aún más si le agregamos el término “Salario Emocional”. Porque creo que se sobreentiende que el salario emocional es una artimaña para compensar un salario económico bajo o para manipular ciertos comportamientos de trabajo desbalanceado donde son unos pocos que se quedan con la ganancia de la compañía.

Aunque también habría que definir qué significa “balance” y si nos conviene mantener la dicotomía “balance vida-trabajo” o más bien, empezar a hablar de integración. 

Entonces es interesante hablar de integración y también de equidad.

Lo que entiendo por diseño de la experiencia de los empleados es una toma de conciencia como organizaciones del impacto que genera cada movimiento que hacemos y abordaje que elegimos en la vida de las personas.

La vida laboral afecta la maternidad, la paternidad, la tranquilidad, las relaciones de pareja, el sentimiento de realización y la sensación de estar vivas de las personas.

Y creo que es ético no sólo tomar conciencia de la responsabilidad que implica contratar empleados o liderar equipos, sino a su vez permitirnos cuestionar ciertas estructuras establecidas y enraizadas en las relaciones laborales que generan enajenación y disociación en las personas.