Verónica Traynor

Reseña del libro: "La Empresa Consciente" de Fredy Kofman

Verónica Traynor Employee Experience
Verónica Traynor
hola@veronicatraynor.com

Estos días llegó a mí el libro de Fredy Kofman «La empresa consciente: cómo construir valor a través de valores» que comienza contando que creció en la Argentina de la dictadura militar, un país donde “nadie es más ciego que quien no quiere ver”.

Y me encantó… porque parte esencial de nuestro trabajo es entender en profundidad el estado de las organizaciones. Para ver lo invisible y ponerlo en palabras para transformarlo. 

¿Qué es una empresa consciente para Kofman?

Para Kofman, una empresa consciente cuenta con tres dimensiones invisibles:

  • Ello: procesos.
  • Nosotros: confianza y colaboración entre las personas.
  • Yo: bienestar personal.

¿Cuáles son las actitudes que erosionan una cultura consciente?

Kofman encuentra cinco patrones que según su perspectiva, erosionan una cultura consciente:

  • Culpa incondicional: “Es la tendencia a verse como víctima absoluta de las circunstancias… sin reconocer haber contribuido a crearlas”.
  • Arrogancia ontológica: “El arrogante ontológico no distingue entre su experiencia subjetiva y la realidad objetiva… vive en un mundo imaginario y lo toma por verdadero”.
  • Comunicación manipuladora: ocultar o distorsionar información para beneficio propio. “La única información que transmiten es la que refuerza sus argumentos”.
  • Negociación narcisista: buscar ganar aplastando al otro. “El objetivo principal no es lograr lo que desea sino demostrar quién manda”.
  • Coordinación negligente: prometer sin un compromiso real. “Promesas indefinidas y quiebres de cumplimiento destruyen la coordinación, la confianza y la integridad”.

¿Cuáles son las siete cualidades que una empresa debería diagnosticar y cultivar según Kofman?

Kofman identifica siete prácticas en una cultura consciente:

  1. Responsabilidad incondicional
    ¿Estamos siendo protangonistas mirando los factores sobre los cuales puede influir?
  2. Integridad esencial
    ¿Tenemos coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos? ¿Somos responsables de nuestras acciones y también de nuestras emociones”
  3. Humildad ontológica
    ¿Reconocemos que nuestra visión no es la única?
  4. Comunicación auténtica
    ¿Compartimos información relevante con honestidad y respeto asegurando la confianza y la buena cooperación?
  5. Negociación constructiva
    ¿Buscamos “ganar con el otro” y no “ganarle al otro”? ¿El objetivo es satisfacer las necesidades de todas las partes involucradas?
  6. Coordinación impecable
    ¿Cumplimos las promesas? ¿En nuestros equipos, la palabra empeñada implica compromiso?
  7. Maestría emocional
    ¿Gestionamos las emociones sin reprimirlas ni explotar?

Y esto es parte de lo que necesitamos analizar en un diagnóstico de cultura organizacional.

De víctimas a protagonistas

Kofman plantea que, frente a cualquier situación, siempre tenemos dos caminos:

  • Camino de la víctima: ¿Explicamos las dificultades como si fueran consecuencia inevitable de factores externos? ¿Nos repetimos que “no hay nada que podamos hacer”?
  • Camino del protagonista: ¿Elegimos explicaciones que nos devuelven poder? ¿Buscamos opciones en lugar de culpables?

Del miedo a la integridad

Y también analiza que podemos actuar desde dos motores:

  • Senda del miedo: ¿Callamos lo que pensamos para evitar incomodidades? ¿Prometemos sin certeza de cumplir? ¿Suavizamos verdades para protegernos?
  • Senda de la integridad: ¿Alineamos lo que pensamos, decimos y hacemos, incluso si implica riesgos o incomodidad? ¿Defendemos nuestros valores en lugar de ceder ante el miedo?

Conclusión

En un diagnóstico cultural, buscamos identificar qué temas “de los procesos, del nosotros y del yo” están impactando en la cultura. Bienvenido sea empezar a ver y hablar de lo invisible.

Para transformar nuestros entornos laborales y hacerlos más conscientes, significativos y humanos.

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